Al sonar de la marimba

Octavio Orochena

Una voz que une culturas a través del canto lírico
 

Nacido en Managua, Nicaragua, Octavio Orochena ha tenido una relación íntima con la música desde sus primeros años de vida. “Desde que era niño, la música estuvo siempre presente en mi hogar,” recuerda Orochena. A los cinco años, ya cantaba en la iglesia de Santo Domingo en su ciudad natal, donde el párroco lo subía a un púlpito para que su voz pudiera resonar entre los fieles. Esta temprana experiencia no solo marcó el inicio de su carrera, sino también su profunda conexión emocional con el canto.

De Nicaragua a las Grandes Escenas Internacionales
 

La pasión de Orochena por la música lírica comenzó cuando su maestro Rutilio Ubilla lo introdujo en el canto clásico. “El canto lírico fue un reto para mí desde el inicio,” confiesa, ya que requería disciplina y técnica, algo muy diferente del canto popular. Motivado por esa dificultad, se mudó a Estados Unidos y continuó su formación en los Russell Studios de Hollywood, donde se preparó bajo la dirección de Patricia Baker.

Su debut como “Don Ottavio” en la ópera Don Giovanni de Mozart marcó el inicio de su carrera profesional. “Nunca olvidaré ese momento. Era muy joven y estaba lleno de nervios, pero supe que este era mi camino,” comenta.

Posteriormente, su participación en la “Pasadena Opera” lo llevó a ganar importantes reconocimientos, como el Concurso de Cantante del Año. A pesar de los obstáculos, como la decepción en Chicago cuando un problema con el piano arruinó su interpretación final, Orochena se mantuvo firme. “Cada contratiempo solo me hizo más fuerte,” reflexiona.

Compromiso con la Juventud y la Cultura Nicaragüense
 

El maestro Orochena también ha sido un firme defensor de la educación musical en Nicaragua. Su colaboración con la Orquesta Sinfónica Juvenil de Nicaragua permitió que muchos jóvenes de bajos recursos recibieran instrumentos y formación musical. “Vi cómo la música cambiaba sus vidas,” comparte con orgullo. Para él, la práctica diaria es clave en el desarrollo de cualquier cantante. “La voz es como un músculo, y los tenores más grandes practican a diario,” afirma, subrayando la importancia de la constancia para alcanzar el éxito.

Orochena ha sido una fuente de inspiración para jóvenes cantantes, siempre alentándolos a no rendirse ante los desafíos. “He visto a muchos jóvenes abandonar porque no entienden el esfuerzo que requiere, pero los que perseveran son los que realmente brillan,” comenta.

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Rubén Darío y el Divino Imperio de la Música
 

Uno de los proyectos más significativos de Orochena fue la producción del álbum “Rubén Darío en el Divino Imperio de la Música”, una colaboración con el maestro Oscar García. En esta obra, Orochena fusiona la poesía de Darío con la música clásica, una combinación que enriquece el legado tanto del poeta como de la música nicaragüense.
“Rubén Darío decía que quería vivir bajo el Divino Imperio de la Música, y este proyecto fue mi manera de cumplir con ese deseo,” expresa Orochena, quien se sintió profundamente conmovido por la posibilidad de conectar la poesía de Darío con su propia pasión por la música.

Además de este álbum, Orochena jugó un papel importante en el rescate de la Marcha Triunfal, una composición de “Luis Abraham Delgadillo” en honor a Rubén Darío. “Fue un honor traer de vuelta esta obra y presentarla en el centenario de la muerte de Darío. Es parte de nuestro patrimonio musical, y no podía quedarse en el olvido,” explica.

El Legado de Pasión y Perseverancia
 

A lo largo de su carrera, Octavio Orochena ha enfrentado desafíos, pero su pasión por la música y su compromiso con el arte nunca han disminuido. Desde su residencia en Miami, continúa apoyando proyectos que promueven el canto lírico y la cultura nicaragüense. Su legado no solo radica en su habilidad vocal, sino también en su deseo de compartir su conocimiento con las nuevas generaciones. “Quiero que me recuerden como alguien que dio todo por la música y que siempre buscó hacer lo mejor posible,” reflexiona.

Este compromiso con la excelencia es lo que define a Octavio Orochena: un maestro que ha dedicado su vida a perfeccionar su arte y a transmitir su amor por la música a las generaciones futuras. Su legado seguirá vivo tanto en los jóvenes que inspiró como en las obras que ayudó a preservar.

Luis Abraham Delgadillo
 

Es considerado uno de los compositores más destacados de Nicaragua. Además de sus obras sinfónicas y la creación de la Escuela Nacional de Música, Delgadillo es conocido por ser el arreglista musical del Himno Nacional de Nicaragua, Salve a ti, Nicaragua, cuya música fue adaptada en 1918.

Esta contribución es un testimonio de su papel en la consolidación de la identidad nacional a través de la música​. A lo largo de su carrera, compuso más de 300 obras, incluyendo sinfonías, óperas, música de cámara y piezas para piano.

El maestro Octavio Orochena, comprometido con el legado cultural nicaragüense, ha trabajado en preservar y difundir la obra de Delgadillo, particularmente en la restauración de la Marcha Triunfal. Este esfuerzo subraya la conexión entre ambos músicos, quienes han contribuido significativamente a la cultura nicaragüense desde distintas épocas.

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