Al sonar de la marimba

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  • The Spotted Gallo: El sabor nicaragüense que se hereda y se reinventa

“Este negocio me ha dado la resistencia para sobrevivir cualquier cosa.”

Martha Pérez representa a una nueva generación de emprendedores latinos que ha sabido transformar la historia migratoria de su familia en un proyecto lleno de sabor, memoria y orgullo cultural. Desde su niñez en el restaurante familiar Chayitos, hasta la creación de The Spotted Gallo, su historia es una fusión entre herencia nicaragüense y visión contemporánea.

Una herencia que se cocina en familia
 

Aunque nacida en Estados Unidos, Martha siente una conexión profunda con Nicaragua. “Aunque yo no nací en Nicaragua, la siento muy cerca de mi corazón”, afirma. Su familia llegó a EE. UU. buscando mejores oportunidades, y su historia de migración se entrelaza con los fogones de varios restaurantes nicaragüenses fundados por sus tíos y padres.

El primer gran paso fue Chayitos, abierto por su madre en 2011 en un local pequeño con apenas diez asientos. “Ahí pasábamos día y noche… lo que más me acuerdo es que siempre estábamos en familia”, recuerda Martha. Era un ambiente cálido donde los clientes no solo comían, sino que se sentían parte de algo más grande: una extensión de la familia Pérez.

De Chayitos al Gallo
 

Tras siete años de trabajo en Chayitos, surgió la idea de evolucionar hacia un concepto más ambicioso. “La comida era demasiado buena como para tenerla en platos de papel”, cuenta. Así nació The Spotted Gallo, una propuesta que mezcla tradición nicaragüense con una estética moderna.

El nombre refleja esa dualidad cultural. “Pensamos en Gallo Pinto… en inglés sería Spotted Rooster, pero no sonaba bien. Entonces dijimos: The Spotted Gallo, en spanglish”, explica. La mezcla de idiomas rinde homenaje a su identidad bicultural y conecta con muchas personas de su generación que crecieron en EE. UU. con raíces latinas.

Cocina con sabor a tradición e innovación
 

El menú de The Spotted Gallo mantiene la esencia de la cocina nicaragüense, con platos infaltables como la carne asada y el vigorón. Pero también hay espacio para la innovación, como el “Gallo Bowl”, una versión moderna del tradicional Gallo Pinto, y los populares “Spotted Tostones”, una combinación de tostones con frijoles, carne asada, queso frito, crema y chimichurri que ha conquistado a sus clientes.

“Queríamos innovar sin alejarnos de la tradición. Que la gente pruebe algo nuevo, pero que sepa a Nicaragua”, explica Martha. Esta fórmula ha permitido atraer a un público diverso y convertir la cocina nicaragüense en un punto de encuentro entre culturas.

La familia, el alma del restaurante
 

Trabajar en familia puede ser desafiante, pero también profundamente enriquecedor. “Es difícil, pero es como un caos controlado”, dice entre risas. “Sé que mi jefe es mi mamá y mi otro jefe es mi hermano, y sus intenciones siempre son las mejores”.

Esa unión fue crucial durante la pandemia, el momento más difícil para The Spotted Gallo. “Pasábamos aquí, sentados, esperando que llegara la gente. Día tras día no se vendía para sobrevivir”, recuerda. Sin embargo, la familia no se rindió. Invirtieron en mesas al aire libre y adaptaron el negocio. “Fue una bendición camuflada”, afirma, al ver cómo esa inversión terminó fortaleciendo el restaurante a largo plazo.

Regresar a lo esencial
 

Durante su juventud, Martha soñaba con experiencias más allá del restaurante. “Me sentía encerrada”, admite. Pero tras graduarse en mercadeo y trabajar en el mundo corporativo, redescubrió el valor del negocio familiar. “No lo cambiaría por nada”, afirma. Ahora, desde un rol más cercano al cliente, ha descubierto la importancia del vínculo humano en cada plato servido.

“Este negocio me ha dado la resistencia para sobrevivir cualquier cosa”, dice. Desde la atención al cliente hasta el manejo del estrés, todo ha sido una escuela de vida. A quienes comienzan, les aconseja valorar cada experiencia, por más sencilla que parezca: “Eso es parte de la historia que van a contar un día”.

Mirando hacia el futuro
 

Muchas personas les piden que abran una segunda sucursal, pero para Martha y su familia, la prioridad es conservar la esencia del proyecto. “El corazón del restaurante es nuestra familia. Si tuviéramos otro restaurante, no podríamos estar juntos como estamos ahorita”.

El objetivo ahora es atraer a más personas a su actual ubicación, sin perder lo que los hace únicos: el calor humano, el sabor auténtico y la pasión por compartir un pedazo de Nicaragua en cada plato. “Para que un cubano, un puertorriqueño, un venezolano diga que la comida nicaragüense es su favorita, ahí está hecha nuestra meta”.

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@thespottedgallo

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