Al sonar de la marimba

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Empezar de cero: el himno de una artista
 

Cristyana recuerda sus comienzos en la música con la misma emoción que llevó a la creación de su primer álbum, Empezar de Cero. Esta canción simboliza no solo el inicio de su carrera musical, sino también su necesidad constante de renacer. Este primer álbum representaba un renacer tanto para su vida como para su creatividad, en el cual encapsuló sus creencias, emociones y vivencias, y fue una expresión de cómo el arte la ha ayudado a canalizar sentimientos y experiencias. “Empezar de Cero fue como un himno,” explica, “porque fue mi primer disco, pero al mismo tiempo yo ya había cantado tantas veces, había hecho tantas cosas como artista, pero no había concretado un material discográfico”. Fue su catarsis, el producto de un trabajo lleno de esfuerzo que permite a su audiencia identificarse y conectarse con su historia.

Replantear la identidad: el arte de no encasillarse
 

La experiencia migratoria ha replanteado la manera en que Cristyana concibe su identidad. “Nunca me he arraigado a una identidad en particular”, explica. En Miami, una ciudad llena de diversidad, ha aprendido que no es solo una cantante, comunicadora o conductora de televisión. Estos son roles, actividades, pero no la definen como persona. “Soy un ser humano que tiene la flexibilidad de adaptarse y contribuir en diferentes áreas”, comenta con entusiasmo. Esta adaptabilidad, dice, le permite moverse libremente y explorar nuevas facetas de su creatividad, en lugar de quedar atrapada en una etiqueta única.

Cristyana señala que esta apertura a nuevas experiencias es especialmente valiosa para los inmigrantes que llegan a un nuevo país y enfrentan el desafío de adaptarse sin perder su esencia. Según ella, esta mentalidad la ha protegido de caer en la trampa de buscar validación solo en sus logros profesionales. “Es como comer: es una opción, pero no es lo que me define”.

Transformar la adversidad en crecimiento
 

Para Cristyana, la necesidad ha sido una fuerza motriz en su vida. Los desafíos que enfrentó desde joven, desde la necesidad económica hasta una búsqueda interna de propósito, la impulsaron a crecer, a salir de su zona de confort y a trabajar por sus metas. “La necesidad es el motor del desarrollo humano,” afirma. Desde su tiempo en el banco, su participación en Evas Urbanas y su vida universitaria, todas estas experiencias contribuyeron a construir una Cristyana más completa y fuerte. Reflexiona que todas las etapas de su vida han sido una fuente invaluable de aprendizaje y le han brindado una perspectiva más amplia del mundo, preparándola para afrontar cualquier situación con empatía y resiliencia. 

Artivistas Hispanos: una plataforma para el cambio social
 

Su compromiso con el activismo y la justicia social la ha llevado a fundar Artivistas Hispanos, un proyecto que une a artistas comprometidos con temas de conciencia social. Ella lo describe como una plataforma para quienes buscan usar el arte como herramienta de cambio y conexión cultural. “Siempre he tenido un activista dentro de mí. Vengo de un país con una historia difícil, y siempre sentí que tenía que hacer algo al respecto”. En Artivistas Hispanos, ella ha encontrado la forma de fusionar sus dos grandes pasiones: el arte y el activismo.

“Si una canción puede inspirar a una persona, puede cambiar la vida de una comunidad”, explica. Para ella, los artistas tienen el poder de crear conciencia sobre temas importantes y unir a las personas a través de sus obras. Ejemplifica este poder con la canción Color Esperanza de Diego Torres, que en su momento se convirtió en un himno de esperanza para millones en América Latina. Cristyana sueña con que Artivistas Hispanos sea una plataforma para otros artistas que desean expresar sus convicciones y contribuir al cambio social.

Autenticidad en un mundo de expectativas
 

La autenticidad es un pilar fundamental en la vida de Cristyana. A lo largo de su carrera, ha sentido la presión de adaptarse a las expectativas de la industria y del público, pero aprendió a mantenerse fiel a sus valores. En su experiencia, el éxito verdadero no se mide en ventas o números, sino en el impacto personal que tiene un proyecto en el artista y en la satisfacción de saber que se ha creado algo honesto. En sus mentorías, ella anima a los jóvenes artistas a seguir su propio camino, a confiar en sus talentos y en su visión, evitando copiar tendencias pasajeras. “Yo quiero hacer una canción porque me nació del alma y del corazón y quiero ser honesta con el público que la escuche,” confiesa. Para ella, cada artista debe buscar su voz auténtica para conectar genuinamente con su audiencia.

El síndrome del impostor y la importancia de los mentores
 

Uno de los aprendizajes más importantes en su carrera ha sido la importancia de contar con mentores. Ella recuerda con gratitud el apoyo de su mentor musical, Ricardo Palma, quien fue una de las primeras personas en ayudarla a confiar en su talento y en su autenticidad. En Latinoamérica, dice, no se ha valorado lo suficiente la mentoría, y cree que muchos artistas podrían beneficiarse de alguien que los guíe y los anime a desarrollar su estilo personal. El síndrome del impostor también ha sido un obstáculo en su vida, algo que ella misma ha tenido que enfrentar. “A mí me gusta que me hablen de una manera sin filtro, porque solo así puedo aprender,” comenta. Rodearse de personas sinceras le ha permitido avanzar con más seguridad.

Reencontrarse con la música
 

Después de enfocarse durante un tiempo en el activismo y otros proyectos, Cristyana ha comenzado un proceso de reconexión con la música, una faceta que había dejado de lado. Explica que este regreso no solo es una oportunidad de crear nuevas canciones, sino de hacer una música que represente realmente lo que es hoy. “Estoy en ese proceso de reenamorarme de la música, de volver a encontrarme con el canto,” comparte. Este regreso a su primer amor le permite canalizar sus emociones y su experiencia, creando obras que nacen de su experiencia, su cultura y su pasión. Este retorno al canto promete ser tan auténtico y apasionado como el resto de su trayectoria, demostrando que el arte, cuando nace del corazón, tiene el poder de sanar, inspirar y transformar.

La brújula del artista
 

A lo largo de su experiencia, le ha dado forma a La Brújula del Artista, un programa de mentoría en el que guía a otros para encontrar su camino. Este proyecto, dirigido a artistas que buscan autenticidad y dirección, se enfoca en ayudar a las personas a descubrir sus talentos y a capitalizar sus experiencias. La brújula es una guía para quienes desean destacar en un mundo que parece querer etiquetar todo, y es también un recordatorio de que el éxito verdadero se mide en crecimiento, aprendizaje y en mantenerse fiel a uno mismo.

Con cada paso que da, Cristyana demuestra que el arte es una herramienta de autodescubrimiento y de conexión humana. Su historia, de migración, esfuerzo y autenticidad, inspira a otros a emprender sus propios caminos, y nos recuerda que siempre hay una oportunidad para comenzar de nuevo, para encontrar el verdadero propósito en lo que hacemos y, sobre todo, para permanecer fieles a lo que somos.

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