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“Detrás de muchas de nosotras las Miss hay carreras profesionales, algunas somos mamás, algunas somos empresarias.”

Adriana Paniagua en la portada de Al Sonar de la Marimba de mayo 2025

Desde las calles vibrantes de Chinandega hasta las alfombras rojas de eventos internacionales, Adriana Paniagua ha forjado una trayectoria que va más allá de las coronas y los reflectores. Ex Miss Teen Internacional y Miss Nicaragua, hoy es empresaria, madre y promotora de la cultura nicaragüense en el extranjero. En esta entrevista, comparte su historia marcada por la resiliencia, la identidad y un compromiso inquebrantable con sus raíces.

Orgullo de pueblo y comienzos en el mundo del modelaje
 

Aunque nació en Estados Unidos, Adriana se reconoce como chinandegana de corazón. “Me siento más nica que gringa”, afirma con convicción. Criada en un ambiente lleno de mujeres y tradiciones, recuerda con cariño su niñez: “Iba mucho a las fincas de caña de azúcar con paisajes de volcanes. Típica vida de pueblo, que realmente extraño muchísimo”.

Su incursión en el modelaje comenzó a los 14 años por sugerencia de su madre. “Mi mamá me dijo, Adriana, ¿por qué no participás?… Ella fue la que me acompañó a Managua a hacer el casting”, relata. De ahí en adelante, su carrera avanzó con rapidez: ganó el primer concurso teen nacional y posteriormente el Miss Teen Internacional.

El precio del éxito: dedicación y sacrificio
 

Adriana enfrentó una adolescencia exigente. Estudiaba en Chinandega y viajaba constantemente a Managua para cumplir con compromisos profesionales. “Iba al colegio de 7am a 2 pm, mi mamá me llevaba el almuerzo y comía en el carro mientras hacíamos tareas camino a Managua”, recuerda. A pesar del bullying escolar, su compromiso académico fue firme: “Gracias a Dios me gradué como la mejor alumna de mi colegio”.

Detrás del glamour, también enfrentó momentos personales difíciles. El mismo día que ganó Miss Nicaragua, su familia recibió la noticia del fallecimiento de un tío muy querido. “No quería seguir con el concurso”, confiesa. “Y todos me dijeron: hacelo. Literal, gané Miss Nicaragua y en la madrugada me fui a Chinandega a estar con mi familia”.

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Empresaria con visión y propósito
 

Mucho más que una reina de belleza, Adriana ha forjado una sólida identidad empresarial. “Siempre me he reflejado como una mujer empresaria”, asegura. Inspirada por figuras como doña Jeanette Duque Estrada, estudió Relaciones Públicas, Ciencias Políticas y Administración de Empresas Global. “Hoy tengo la dicha de tener tres empresas montadas aquí en Estados Unidos”, comenta con orgullo.

Además de sus negocios, impulsa proyectos culturales como el Bazart y Shop Palma Caribe. “Me encanta poder aportar ese lado a la sociedad… Detrás de muchas de nosotras las Miss hay carreras profesionales, algunas somos mamás, algunas somos empresarias”, subraya.

Maternidad, herencia cultural y comunidad
 

Ser madre ha transformado profundamente su forma de ver la vida. “Me han enseñado el amor y la paciencia”, dice sobre sus hijos de tres y dos años. La influencia de su propia madre ha sido clave en su crianza: “Tener ese abrazo materno me ha ayudado a sentirme segura”.

Radicada en Estados Unidos desde hace siete años, mantiene vivas las tradiciones nicaragüenses. Celebra la Purísima, cocina fritanga y enseña a sus hijos a hablar con el voseo. “Tengo la réplica de la Virgen del Viejo aquí en Estados Unidos. Celebramos todos los años la Purísima”, cuenta con entusiasmo. Y agrega: “A mi hijo de dos años le encanta el cacao”.

Nicas en Miami: tejiendo comunidad y visibilidad
 

Consciente del crecimiento de la diáspora nicaragüense en Estados Unidos, Adriana Paniagua ha canalizado su pasión por la cultura en un proyecto comunitario llamado Nicas en el Extranjero, con su primera iniciativa activa bajo el nombre Nicas en Miami. El propósito es claro: crear una red sólida de apoyo, visibilidad y colaboración entre connacionales que han emigrado y desean mantener vivas sus raíces mientras desarrollan sus talentos y negocios en el extranjero.
“Hay tantos nicaragüenses que son emprendedores, músicos, cocineros, fotógrafos. ¿Por qué no ser ese puente que une a la comunidad?”, explica Adriana, convencida del potencial que tiene la colectividad cuando se organiza. A través de este proyecto, ha logrado reunir a más de 300 miembros en un grupo de WhatsApp, que se ha convertido en un espacio activo para intercambiar recomendaciones, promover negocios locales y resolver dudas cotidianas, desde dónde comprar un nacatamal hasta cómo iniciar un emprendimiento.

Para Adriana, la clave está en resaltar lo positivo: “Si nos enfocamos en lo negativo, nunca vamos a salir adelante. En cambio, si valoramos lo que podemos aportar, nos fortalecemos como comunidad”. Con ese espíritu, impulsa una plataforma donde tanto nuevos migrantes como figuras consolidadas pueden colaborar, compartir experiencias y proyectar juntos la identidad nicaragüense. “Incluso hay personas que ni siquiera hablan español, pero se sienten nicas y quieren aprender más de nuestra cultura”, añade, refiriéndose con cariño a los “nicagringos”.

Su visión a futuro es consolidar este espacio como una red que no solo conecte, sino que celebre la diversidad y el talento nicaragüense en todas sus expresiones.

Un legado de identidad y empatía
 

Adriana Paniagua quiere ser recordada como una mujer que “trae unión, que se siente orgullosa de ser nicaragüense”. En cada paso, lleva consigo a su país. “Donde voy, siempre digo que soy nicaragüense, que soy nica, amo mi cultura, amo mi país”.

A los jóvenes y emprendedores les deja un mensaje claro: “Uno nunca se siente preparado, pero mi consejo es: hacelo. Aunque sientas que no estás listo, lanzalo”. Con una red de apoyo, asegura, es posible construir proyectos y abrir camino, como ella lo ha hecho.

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