Al sonar de la marimba

En el vasto universo de la música nicaragüense, Adrián González Mejía emerge como una joven promesa que combina talento innato, herencia familiar y una visión clara hacia el futuro. Con tan solo 17 años, este artista ha consolidado su lugar en la escena musical, integrando sus raíces culturales con su deseo de innovar.

Los primeros pasos: Una infancia rodeada de música
 

Adrián, nacido el 10 de diciembre de 2007, creció en un entorno donde la música era el lenguaje principal. Hijo de una familia de músicos y compositores reconocidos, su hogar fue un laboratorio creativo lleno de instrumentos y melodías. Desde los cinco años, comenzó sus estudios formales en marimba en la escuela Flavio Galo, y con el tiempo expandió sus habilidades a la guitarra y el piano, instrumentos que aprendió de manera autodidacta.

“Siempre fue natural estar en los ensayos, en los conciertos de mi papá y mi abuelo. Así fue como, poco a poco, fui integrándome más”, comenta Adrián sobre sus inicios en la música.

 Una trayectoria internacional
 

A pesar de su corta edad, Adrián ha participado en proyectos musicales de alto perfil. Ha colaborado en grabaciones para artistas como Luis Enrique Mejía Godoy y ha sido parte de campañas sociales como Alcemos la Voz por la Niñez Migrante, reconocida a nivel internacional. Sus presentaciones lo han llevado a ciudades como Miami, Los Ángeles, y Washington, además de otros países como Canadá y Costa Rica.

Esta experiencia no solo ha ampliado su perspectiva artística, sino que también ha nutrido su deseo de dedicarse plenamente a la producción musical.

“Uno entre los dos”: El inicio de su carrera como solista
 

 El sencillo Uno entre los dos marca el debut de Adrián como solista en la industria musical. La canción, una balada romántica con un lenguaje fresco y juvenil, refleja su habilidad para conectar con las emociones universales del público. La producción se distingue por su base pianística, acompañada de guitarra, bajo y batería, destacando un arreglo melódico que Adrián describe como “nostálgico y especial”.

El tema contó con la colaboración de reconocidos profesionales, como Luis Manuel Betanco en la grabación y mezcla, y Erick Urbina Toranzo, ingeniero mexicano ganador de Latin Grammys, a cargo de la masterización. “El proceso comenzó con una idea sencilla, solo voz y guitarra, y fue creciendo en complejidad. Fue un reto emocionante grabar las segundas voces, algo nuevo para mí”, explica Adrián. El lanzamiento oficial del sencillo se hizo este 10 de diciembre, acompañado de un videoclip realizado por el productor audiovisual Orlando Morales.

Mirando al futuro
 

Uno de los sueños más claros de Adrián es estudiar producción musical en Berklee College of Music, un objetivo que refleja su pasión por explorar y dominar todos los aspectos de la creación sonora. “Desde pequeño me ha gustado la parte técnica de la música, como la mezcla y masterización. Es algo que aprendí al acompañar a mi papá en los estudios de grabación”, relata.

Consejos para la juventud
 

Adrián también tiene un mensaje para los jóvenes que buscan seguir un camino similar: “Sean perseverantes, estudien y no se rindan. Es un camino que requiere esfuerzo, pero es muy gratificante”.

En un contexto donde la música puede ser tanto un reflejo cultural como un medio de cambio, Adrián González Mejía no solo representa el talento emergente de Nicaragua, sino también un puente entre la tradición y las nuevas generaciones. Con cada acorde y letra, reafirma su compromiso con el arte y la conexión humana, trazando un futuro lleno de posibilidades creativas.

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